Madrid

Dicen que de Madrid al cielo.

Tras los ensayos por escenas y ensayos generales los últimos días en Aranjuez, en el colegio Carlos III, nos dirigimos a Madrid en autobús para ensayar en el Palacio Real.

Como si fuéramos de excursión: Canciones varias típicas del momento (ignoro si el conductor se llegó a reir o no), el viaje no resultaba largo. A la vuelta alguno que se levantaba a las 6 aprovechaba para dormir una horita (y a fé mía que lo consiguió).

El primer día (1 de abril) hacía frío, pero como somos personas prevenidas llevamos gorros, bufandas y guantes.

Los siguientes días iban subiendo las temperaturas, y cada vez se estaba mejor. La gente que pasaba por allí se sentaba para vernos un rato. Y el día del ensayo general, cuando estaban por allí todos los medios de comunicación y se hizo el ensayo general, el público aguantó de pié hasta el final.

Salió tan bien que por parte del director se temía que al día siguiente pudiera bajar el nivel. Y tenía toda la razón. Podía pasar.

Pero no pasó.

Desde dentro se notaba una sensación de unidad impresionante. En la primera escena se oyeron unas voces de protesta. Nos asustamos porque creíamos que era por nosotros. Estaban en escena el ama y Godoy viejo. Estábamos temblando porque seguro que no lo estaban pasando bien.

Pero actuaron de manera magistral a pesar de lo difícil de la situación.

Luego nos dijeron que parte del público se quejaba de la falta de sillas. Esperamos que quien no lo pudiera ver bien, venga en septiembre, que aquí aunque Aranjuez sea más pequeño, tenemos más espacio.

Todo transcurrió a la perfección. No hubo fallos de ningún tipo. Ni de sonido, ni de olvido de texto, ni nada de nada. Perfecto.Y nos quedamos con la sensación del trabajo bien hecho.

Pero hay que contarlo todo. Y los hechos son los que son. El día 5 de abril, los actores y actrices del Motín se quedaron sin cenar.

Todos los días se nos proveía de una bolsa con un bocadillo, una botella de agua y un refresco. Menos el día del estreno, que salimos antes de casa y volvimos después.
De haber sabido eso habríamos llevado algo, pero no teníamos ni agua. Hubo que adoptar una solución de emergencia y alguien fué a comprarla.

Así que, después de la representación, el cambio de vestuario, la espera de los autobuses, etc., cenamos al llega a casa. Ya era 6 de Abril.

La situación no es la misma que cuando lo hacemos en Aranjuez. Aquí el día del asalto a la casa de Godoy nos vamos directamente al ensayo general, y como todo el mundo sabe, terminamos muy tarde. Por esa razón, desde hace años se nos suministran bocadillos, agua y refrescos para poder cenar esa noche. Luego, el día del estreno, desde el año 2003, se nos ofrece un vino español por parte del Ayuntamiento. Pero esta vez la organización no ha tenido en cuenta este hecho.

Habría sido un detalle por parte de la comisión de Bicentenario, o quien corresponda (que no sabemos) pensar un poco en las personas que hemos hecho el esfuerzo. Con mucho gusto, eso sí, pero es cuestión de educación y pensar en los demás.

Si hubiera sido al contrario, si un grupo numeroso de personas de cualquier lugar hubiera venido a Aranjuez a representar una obra de este calibre, se les habría ofrecido un vino español en el Farnesio como poco, tal y como se hace en tantas ocasiones. ¿Es que en Madrid son de otra manera?. Pues no sé, pero en septiembre les esperamos. Y lo haremos igual de bien.

Sin acritud.